La sexualidad es un ámbito muy amplio y en el que falta mucho por descubrir. Al fin y al cabo podemos decir que cada persona tiene su sexualidad personal y única. Sin embargo, nos gusta etiquetar: “Este es hetero” “Esta es lesbiana” “El otro es bi“. Una forma de tener la sensación de que controlamos nuestra realidad es definiéndola.
Hasta hace no mucho la heterosexualidad era el núcleo de la sexualidad y lo que se saliera de eso era patológico y morboso, además de irreal. En estos últimos años se acepta la homosexualidad, a la par que la bisexualidad. Aún nos falta mucho, pero se comienza a hablar sobre la pansexualidad y la asexualidad. Poco a poco el constructo Homosexualidad contra Heterosexualidad va cayendo. Estos continuos bandazos se producen por la investigación y el descubrimiento de un ámbito de nuestra vida tan cotidiano como la sexualidad. Comenzamos dando un segundo paso hacia la compresión de la misma.
En estos momentos las prácticas sexuales se han complicado mucho más y nos encontramos ante un nuevo bandazo. Dentro de las mismas personas que se consideran heterosexuales encontramos un subgrupo los “güys” y otros llamados hetero curiosos. Estas son personas que mantienen relaciones sexuales con personas de su mismo sexo pero su identidad no es homosexual ni bisexual. En el caso de los “güys” no practican sexo anal a diferencia de los hetero curiosos, que sí lo hacen, pero ambos en un contexto de morbosidad.
A algunas personas se les puede pasar por la cabeza que son homosexuales y que no se aceptan, y lo intentan esconder, o que están en un proceso de aceptación de su sexualidad. Sin embargo algunas lo pueden mantener. Esto nos podría llevar a plantearnos: ¿Nos estamos encontrando ante una ruptura de la heterosexualidad como eje mayoritario de nuestra sexualidad? ¿Es parte de un proceso de aceptación de la plurisexualidad existente? Al fin y al cabo, la sexualidad es individual y personal y la identidad con respecto a ella también. Se resume en que cada uno tolere la vida sexual de cada otro aunque pueda no entenderla.
Jorge Pérez Ferrer
Psicólogo, sexólogo y terapeuta de pareja