Actualmente podemos observar como la sexualidad, no solo es un tema que está dejando de ser tabú, sino que además hay un aumento en la investigación, intervención y presencia pública. Los grandes rompedores de este tabú podrían ser en un inicio Freud y posteriormente desde una investigación científica Master y Johnson. La conducta sexual está influenciada por factores fisiológicos, bioquímicos, culturales, religiosos, sociales, emocionales etc. Hay cierta confusión sobre este tema, es por ello que es importante realizar un breve recorrido. Se comenzará dividiendo la conducta sexual en: Sexo, respuesta sexual, orientación sexual e identidad sexual.
El sexo es la parte biológica de la persona e innata. Las personas nacemos siendo machos, hembras o intersexuales.
La respuesta sexual serian las partes y fases que se manifiestan en el mismo acto sexual y sus reacciones fisiológicas.
La orientación sexual es la inclinación o atracción de un sexo hacia otro u otros o ninguno. Aunque hayan tantas orientaciones sexuales como personas existen en el mundo, se mostrará una clasificación general en base a algunas características de las personas: Homosexual, heterosexual, bisexual, asexual y pansexual.
Por último estaría la identidad, relacionada con el género y el sexo identificado/asignado: estaría la identidad de género que se divide en el rol social o identidad de género, es decir, conductas socialmente preestablecidas y relacionadas culturalmente con el sexo biológico (feminidad, masculinidad o intergenero) y la identidad de sexual que consiste en la identidad que tiene un individuo con el sexo: hombre, mujer u otro, independientemente del sexo biológico con el que haya nacido. De este último podemos observar personas que nacen con un sexo biológico identificado socialmente y se identifican con él (Cisgenero) y personas que no se identifican con ese sexo e intentan transitar mediante intervención quirúrgica y tratamiento hormonal o no (Transexuales). Brevemente aclarar que las personas transgénero, no llegan a la reasignación genital por decisión propia pero viven como su sexo identificado y no el socialmente asignado.
Por otro lado, lo que podemos separar de la transexualidad, es el travestismo. Aunque ambos puedan tener en común vestirse con ropa (recordemos que la ropa es un acuerdo social) del sexo asignado biológicamente opuesto, el travestismo puede ser por fetichismo (excitación sexual por vestir así), de doble rol (heterosexuales, normalmente hombres, que suelen vestir con ropas propias de su rol y que en ocasiones cambia y se hace pasar por miembro de otro sexo) y relacionado con espectáculo y folclore. La persona transexual, sin embargo, utiliza el atuendo del sexo con el que se siente identificado como inicio del proceso de cambio de sexo y de manifestación de su identidad sexual. Por tanto, podemos decir que son dos términos distintos.
A modo informativo comentar que, según el manual diagnostico de la psicología y psiquiatría, DSM-IV diferencia la transexualidad la diferencia en varios tipos separándolos por edad: en niños, en adolescentes o adultos y el no especificado. Seguramente todas las personas transexuales adultas se han manifestado anteriormente transexuales en la niñez aunque no lo hayan manifestado públicamente. También hay una mayor prevalencia en hombres que en mujeres siendo tres a uno. No existen explicaciones exhaustivas sobre la etiología de los “trastornos de la identidad de género” (etiqueta de turno, que del DSM-IV al DSM-V, se retirará la etiqueta de trastorno) sino tan solo una serie de conjeturas con escaso y contradictorio apoyo experimental que no permite en ningún caso proponer modelos etiológicos integrados. La mayoría de esas conjeturas hacen referencia a la existencia de una diferenciación hipotalámica prenatal donde hay una disminución de la hormona de la testosterona en los hombres y un aumento en las mujeres, una diferencia en el lóbulo temporal, alteraciones cromosómicas etc. Sin embargo no hay evidencias definidas. Desde la psicología hay varias teorías poco demostradas, ya que por un lado echan la culpa a los padres, otros a la pareja sexual, otro lo relacionan con una no aceptación de la homosexualidad.
Una persona que desee una reasignación quirúrgica de sexo puede acudir a psicoterapia y además es recomendable, no para curar o trabajar un problema, sino para ayudarle a conocerse y aceptarse, darle las herramientas necesarias para comunicarlo a sus allegados (en caso de quererlo), acompañarle en el proceso, en los cambios y trabajar las expectativas que pueden tener.
Una vez aclarado todo lo que se ha comentado, es importante destacar que las personas que se identifican con el sexo contrario al que socialmente se le ha definido pueden tener una inclinación homosexual, heterosexual, pansexual, bisexual o a sexual. Ademas añadir que una persona biológicamente hembra puede sentirse hombre y que le atraigan los hombres (sería un hombre trans homosexual) o un macho puede sentirse mujer (identidad sexual) y que le gusten los hombres (Sería una mujer trans heterosexual). En resumen hemos podido aclarar que la homosexualidad y la transexualidad son dos elementos de la sexualidad y que pertenecen a apartados diferentes. Una pertenece a la orientación sexual y la otra a la identidad sexual. Para finalizar me remito a la afirmación de Jack Drescher, miembro de la subcomisión de APA y que ha trabajado en la revisión del DSM-V, que comenta que: “Todos los diagnósticos psiquiátricos se producen dentro de un contexto cultural”.
Jorge Pérez
Psicólogo, sexólogo y terapeuta de pareja