Uno de los retos de la psicología que más fascina a la hora de desentrañar sus misterios es el campo de los sueños. Averiguar cómo nos afectan, cómo se producen dónde y por qué se producen, cómo de importante son para el ser humano u otras especies, cuál es el correcto modo de interpretarlos o qué sucede en el resto del cerebro mientras los tenemos, son solo algunos de los temas que la psicología e incluso la neurociencia trata de desentrañar. Y aunque se ha escrito y estudiado mucho sobre ello, aún queda mucho para que se llegue a decir que por fin hemos desvelado todos sus misterios, ya que la realidad es que la ciencia todavía no sabe por qué soñamos. Sin embargo, de entre todos sus misterios, hay uno que probablemente sea el más fascinante de todos y el que sin duda tiene mayor potencial terapéutico para la psicología.
Se trata de los llamados sueños lúcidos, aquellos en los que no mucha gente afortunada, es capaz no solo de ser conscientes en el sueño, sino también de poder actuar y hablar con libre albedrío. Tanto es así que incluso las leyes de la física no son un impedimento para actuar, de ahí que uno de los mayores pasatiempos de los soñadores lúcidos sea el de volar en su sueño a voluntad o la de correr o escalar a grandes velocidades. Es literalmente como una realidad virtual, la cual es creada por nuestro cerebro. Y salvo por ciertos detalles, como la ausencia de dolor y aquellos elementos aleatorios que pueden aparecer en dichos sueños considerados como “oníricos”, es decir, abstractos y no realistas, ciertamente podríamos pensar que es igual a la realidad que vivimos día a día. Esto hace que evidentemente nos cuestionemos la veracidad de nuestra propia realidad, ya que como muchos estudios han demostrado, la realidad que percibimos es creada por nuestro cerebro tras interpretar los estímulos externos. Esto es tal y como sucede en los sueños lúcidos, con la diferencia que los estímulos que se sienten en el sueño lúcido, también son creados por nuestro cerebro.
Pero podemos estar tranquilos, si hay algo que caracteriza y diferencia los sueños lúcidos de la realidad, es precisamente el hecho de que aquello que los convierte en sueños lúcidos es la capacidad del soñador de sentir y saber que lo que está viendo o sintiendo es un sueño, que no es real. Quizá todo esto suene a ciencia ficción, pero es un fenómeno totalmente real que nos dice que la realidad en la que vivimos no es solo lo que hacemos día a día, y que hay cosas extraordinarias en la vida que pensamos que solo ocurren en las películas más imaginativas. Los sueños lúcidos tienen un potencial que podría cambiar muchos aspectos de nuestra vida de manera positiva si se estudia como es debido, motivo por el cual no deben ser ignorados por la ciencia.
Si os interesa el tema, aquí tenéis un enlace de un estudio sobre ello y del Instituto Oficial de Investigaciones sobre Sueños lúcidos donde se incluye una sección de preguntas frecuentes entre otras cosas, lamentablemente solo en inglés ambos enlaces. En España este es un tema que aún no se ha planteado seriamente. Claro que tampoco en la mayoría del resto del mundo.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Metacognitive+Mechanisms+Underlying+Lucid+Dreaming
http://lucidity.com/
Javier Cánovas
Psicólogo